La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, señaló que Mulet no había respondido a las dudas sobre la metodología científica utilizada en el informe_ a pesar de haberla preconizado como "profesional e imparcial".
Zajárova calificó de "muy desconcertante e insostenible desde la óptica de la ciencia teórica y la simple lógica la perseveración del Sr.Mulet en afirmar que el sarín utilizado en Jan Sehijun es de origen sirio".
El Gobierno de Siria sostuvo desde un principio que jamás había empleado sustancias tóxicas contra nadie —ni en Jan Sheijun ni en cualquier otra parte— y responsabilizó del ataque a los terroristas.
Sin embargo, el Mecanismo Conjunto de Investigación (JIM, por sus siglas en inglés) de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) concluyó a finales de octubre que la responsabilidad por el uso de sarín en Jan Sheijun, así como por el ataque con gas mostaza en Umm Hawsh a mediados de septiembre de 2016, recae en Damasco.
Entre otras Moscú destacó que la investigación de la ONU y la OPAQ se llevó a cabo a distancia por supuestos problemas de seguridad, mientras en realidad sí hubo garantías por parte de los rebeldes, según lo reconoció el Departamento para la Seguridad de la ONU.
El equipo que la OPAQ envió a la zona tras las primeras denuncias del ataque no pudo visitar Jan Sheijun por motivos de seguridad, pero sí fue capaz de asistir a las autopsias practicadas en un país vecino, recogió muestras biomédicas y ambientales y entrevistó a testigos.
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El Gobierno sirio también puso en duda la imparcialidad del informe, al indicar que el documento recoge entrevistas con los propios terroristas que perpetraron el ataque en Jan Sheijun y otros testigos dudosos.