Los ocho atacantes fueron acusados de terrorismo, participación en actos no autorizados, asesinatos deliberados, daños a la propiedad estatal y privada, tenencia ilícita y uso de armas.
Según la investigación, los sentenciados participaron en los hechos del 14 de agosto de 2013, cuando se produjeron enfrentamientos entre los islamistas y los militares egipcios, después del derrocamiento del presidente islamista Mohamed Morsi.
Decenas de islamistas cercaron entonces una comisaría de policía, lanzando piedras y cócteles molotov, y después abrieron fuego.
Como resultado, en los enfrentamientos fallecieron tres oficiales de policía y tres civiles, y resultaron heridas otras 19 personas.