La ejecución masiva tuvo lugar el 24 de septiembre en la cárcel de Al Hut en el sur de la ciudad iraquí de Nasiriya.
El alto comisionado añadió que estuvo "horrorizado al enterarse de la ejecución de 42 prisioneros en un solo día" y explicó que "de acuerdo con la ley internacional, la pena de muerte puede aplicarse solo después de que se cumpliera cierto conjunto de requisitos substanciales y procesales".
También expresó sus dudas respecto de que se observaran todos los procedimientos necesarios para estos 42 prisioneros, incluido el derecho a una asistencia jurídica eficiente y a una amnistía.
Al Husein subrayó que la pena de muerte debe aplicarse solo para castigar delitos graves.
El funcionario señaló que los terroristas que cometieron crímenes de gravedad deben responder plenamente por ellos, pero afirmó a la vez que "el uso de Irak de la legislación antiterrorista para aplicar la pena de muerte en una amplia gama de delitos evidentemente no se enmarca en el margen estricto de los crímenes 'más graves'".
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Mientras, el portavoz del secretario general de las Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, confirmó que el jefe de la ONU, António Guterres, "se expresó decididamente y de manera consecutiva contra la pena de muerte" en relación con lo ocurrido en Irak.
Al mismo tiempo, subrayó que es importante no olvidar a las víctimas de crímenes perpetrados por Daesh (Estado Islámico), Al Qaeda (ambas organizaciones prohibidas en Rusia y otros países como terroristas) y otros grupos extremistas.
Según los datos del Gobierno iraquí citados por la OACDH, en la cárcel de Nasiriya se encuentran cerca de 6.000 prisioneros, 1.200 de los cuales fueron condenados a la pena capital.