El acuerdo que en la noche del lunes alcanzaron el rey Abdalá de Jordania y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para retirar las puertas detectoras de metales del complejo de la Explanada no tuvo repercusiones entre los feligreses musulmanes.
Ikrima Sabri, que con anterioridad fue muftí de la mezquita al Aqsa y a quien se considera una de las máximas autoridades religiosas musulmanas de Jerusalén, dijo que la situación no cambió mucho con el acuerdo entre Abdalá y Netanyahu.
"La cuestión no se resolvió: se sacaron puertas pero se pusieron otros artefactos que modifican el statu quo", ha dicho Sabri, quien agregó que "todavía no conocemos el alcance de esos cambios, cuando conozcamos el alcance, decidiremos".
Son cámaras sofisticadas capaces de ver lo que la gente esconde debajo de la ropa y capaces de identificar a las personas por el rostro.
Las autoridades del Waqf, que gestionan las visitas a la Explanada, han pedido a los musulmanes que no entren en la Explanada hasta que el Waqf no tome una decisión al respecto.
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La policía israelí dice que dispone de un presupuesto de unos 25 millones de euros para adoptar medidas adicionales en la zona durante los próximos seis meses.
De momento, la autoridades israelíes están incrementando la presencia policial en los alrededores de la Explanada.