"Responderemos con dignidad, de forma adecuada a la situación real que podría producirse", dijo en una rueda de prensa con su homólogo alemán, Sigmar Gabriel.
Expresó la esperanza de que EEUU se esfuerce por consolidar el régimen de no proliferación de las armas químicas en este país árabe.
"Espero que EEUU se guíe con la necesidad de defender verdaderamente la no proliferación de las armas químicas en vez de especular con datos de inteligencia —que son secretos y no se pueden revelar a nadie— para hacer provocaciones y utilizarlos de pretexto para nuevos ataques contra las fuerzas del Ejército gubernamental sirio que luchan contra los terroristas", afirmó Lavrov.
Al mismo tiempo, advirtió que los terroristas podrían beneficiarse de las declaraciones estadounidenses sobre la presunta preparación de ataques químicos por el Gobierno de Bashar Asad para llevar a cabo provocaciones.
En EEUU, "los expertos escriben abiertamente que es muy probable que los extremistas aprovechen estas palabras para organizar una provocación y echar la culpa al Ejército sirio".
El 27 de junio, el ministro sirio de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, negó rotundamente que se prepare un ataque con armas químicas y reiteró que Damasco ni las ha utilizado ni utilizará en el futuro.
La oposición siria denunció el 4 de abril un supuesto ataque con armas químicas en la ciudad de Jan Sheijun (provincia de Idlib), que se saldó con más de 80 muertos, según la Organización Mundial de la Salud.
El Gobierno sirio subrayó que nunca empleó sustancias tóxicas ni contra la población, ni contra la oposición o los terroristas.
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Por su parte, Rusia supuso que la tragedia de Jan Sheijun fue un resultado del bombardeo de la aviación siria a arsenales donde los terroristas de Daesh (proscrito en Rusia) guardaban armas químicas o un montaje.
Sin embargo, el 7 de abril EEUU atacó con misiles de crucero la base aérea siria de Shairat (provincia de Homs) sin esperar ninguna investigación ni presentar pruebas irrefutables.