Es la guerra que se lleva a cabo entre Israel y el grupo Hizbulá.
Este ataque lo perpetró Tel Aviv contra la organización chií para contener su influencia en Siria.
Actualmente, Hizbulá está luchando en el territorio sirio al lado de las fuerzas del presidente Bashar Asad. Además, la organización recibe un gran apoyo por parte de Irán que le suministra armas y otros tipos de equipo militar.
De acuerdo con la cadena británica BBC, los últimos ataques de Israel fueron dirigidos precisamente para destruir los misiles de alta precisión, así como otras armas avanzadas del grupo, que se encontraban en aquellas instalaciones.
Posteriormente, el ministro de Inteligencia israelí, Yisrael Katz, aseguró que el bombardeo fue "consistente" con la política de Israel que busca impedir que Hizbulá consiga armas.
El Hizbulá es una organización islámica musulmana chií, fundada en Líbano en 1982 para contrarrestar la ocupación israelí.
La organización ha logrado ejercer un papel importante en la política del Líbano, por lo que Tel Aviv considera al grupo como una seria amenaza para sus fronteras.
Israel comparte frontera con el Líbano y con Siria. En ambos países Hizbulá goza de una considerable influencia, que está en constante crecimiento.
Recientemente, el investigador principal del mundo árabe del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos de Madrid, Haizam Amirah, enfatizó en declaraciones recogidas por la BBC que la guerra entre Israel y Hizbulá es "un conflicto de baja visibilidad (…) que está teniendo una dimensión muy importante".
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Esta afirmación se comprueba con el discurso que el jefe del Consejo Directivo de Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzl Halevi, pronunció en 2016.
"La cuestión no es como nos gustaría que terminara esta historia, sino cómo no queremos que termine", dijo el mayor general.