A finales de febrero pasado, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró que consideraría la idea de restablecer la pena de muerte tras el referéndum del 16 de abril.
"Me preocupa que tras el intento de golpe de Estado del verano pasado, oiga sobre el restablecimiento de la pena de muerte, es una línea roja tanto para Bélgica, como para la Unión Europea (…) significará el fin de la perspectiva europea de Turquía", dijo Reynders citado por el periódico Le Soir.
Sin embargo, el canciller de Bélgica subrayó que "debemos tener la opción de seguir el diálogo con Turquía que sigue siendo un socio importante en varios ámbitos, entre ellos el terrorismo, la OTAN y la migración.
A diferencia de la Constitución en vigor, la versión enmendada no obliga al jefe de Estado a suspender su filiación política.