El análisis sobre su actuación y las críticas se producen tras la publicación, este martes, de un informe por parte del Supervisor del Estado, Joseph Shapira, en el que acusa al Gobierno israelí de no haberse esforzado por evitar la guerra por la vía diplomática.
También señala que el Ejército israelí carecía del equipo y la preparación adecuados para enfrentarse al problema de los túneles y señala que hubo graves errores de estrategia del ejecutivo.
Los diarios israelíes ofrecen su propio veredicto hoy miércoles sobre la actuación del gobierno en la ofensiva de Gaza, según el informe de Shapira.
Excepto "Israel Hayom", el periódico más leído en Israel, gratuito y muy afín a Netanyahu, los demás atacan al primer ministro en líneas generales.
Según afirma Gil Hoffman en "The Jerusalem Post", quizás, si el primer ministro "se hubiera concentrado en los túneles terroristas con el mismo tiempo y estrategia que ha dedicado a criticar el informe, la operación (en Gaza) y la publicación del subsiguiente informe no hubieran tenido lugar".
"Netanyahu ha sido el perdedor más obvio en lo que podría llamarse Gaza-gate. Su manto de "Mr. Seguridad" ha quedado dañado para siempre", afirma Hoffman.
"Su indecisión para tomar los pasos necesarios en seguridad está ahora tan bien documentada como su indecisión para dar pasos diplomáticos. Si supera las investigaciones que hay contra él (por presuntos casos de corrupción) y se presenta a las próximas elecciones, sus oponentes se asegurarán de recordárselo al público", añade Hoffman.
En el mismo rotativo, Nahum Barnea afirma que "Netanyahu no informó a los miembros del gabinete de seguridad, no tomó decisiones, no gestionó lo que personalmente definió como amenaza estratégica".
"La impresión que uno tiene de la suma de todo esto en total es aún más grave. Netanyahu no funciona como un líder: no establece una política porque no tiene política, no impone sus visiones a los demás porque no tiene ninguna visión", sentencia Barnea.
En el diario "Maariv", Ben Caspit se muestra contundente: "El informe del Supervisor del Estado resumido en una palabra: irresponsabilidad. En una frase: la inconcebible facilidad con que un estado envía a sus hijos a que los maten para nada".
"El primer ministro continúa (…) ignorando al gabinete de seguridad, sigue sin comprobar políticas alternativas, sin tomar decisiones valientes (relájense, nadie quiere negociar con Hamás), designa a hombres cuyo trabajo es alabarlo, no se responsabiliza de nada y esparce declaraciones y promesas bomba en todas direcciones sin ni siquiera poder mantener una pequeña parte de ellas", concluye Caspit.