Según informaron las fuentes, varios ministros británicos, incluido el ministro de Defensa del Reino Unido, Michael Fallon, conocieron los resultados de la investigación.
Antes, Riad declaró públicamente que no utiliza bombas de racimo en la operación contra los insurgentes en Yemen.
La ONG Amnistía Internacional acusó con anterioridad al Reino Unido de vender las prohibidas bombas de racimo a Riad, que las utilizó para bombardear los territorios de Yemen.
Según los datos de la organización, Londres vendió a Arabia Saudí armas por un total de 4.000 millones de euros (4.176 millones de dólares) desde el inicio de la operación de la coalición árabe en Yemen.
El primer ministro del nuevo gobierno formado por los rebeldes hutíes, Abdelaziz Saleh bin Habtur, también acusó a las autoridades británicas de crímenes de guerra debido a la venta de armas a Arabia Saudí.
Según bin Habtur, Londres vende las bombas de racimo a Arabia Saudí que los utiliza contra los rebeldes hutíes.
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Desde 2014 Yemen es escenario de violentos enfrentamientos entre los rebeldes hutíes del movimiento Ansar Alá y los partidarios del expresidente Alí Abdalá Saleh, por una parte, y las fuerzas leales al presidente legítimo, Abdo Rabu Mansur Hadi, por otra, a las que apoya desde marzo de 2015 una coalición de países del Golfo Pérsico y África del Norte liderada por Arabia Saudí.