Soplan vientos en Mosul de "una guerra dentro de la guerra"

En su artículo para la revista política The National Interest, el consejero del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y exrepresentante permanente de EEUU en la ONU, Zalmay Khalilzad, analiza las discrepancias entre las partes involucradas en la operación para liberar de Mosul.

Recientemente, la operación, en la que participan el Gobierno de Irak, EEUU, Peshmerga, las fuerzas yazidis, cristianas y suníes, ha sido puesta en marcha. Sin embargo, la coalición enfrenta numerosos desafíos, el mayor de los cuales es la disputa entre Ankara y Bagdad sobre la presencia de tropas turcas en la base de Bashiqa, ubicada al noreste de Mosul.

El experto apunta que, "de no ser arreglada de forma rápida, la situación podría desencadenar una guerra dentro de la guerra" que amenazaría el proceso de estabilización de Mosul.

Khalilzad destaca cinco elementos clave del desacuerdo de Turquía e Irak.

El primero consiste en que las guerras civiles en Siria e Irak están vinculadas entre sí y son producto de una lucha geopolítica regional en la que "Turquía e Irán explotan los problemas étnicos y sectarios de sus vecinos".

"Pese a la mejora de la cooperación bilateral de Irán y Turquía, ellos siguen compitiendo por la influencia en Irak y Siria", destaca el autor.

El segundo elemento, prosigue, es la preocupación de Ankara en que Irán podría establecer un punto de avanzada en la cruce de Irak, Sira y el Kurdistán turco, el cual "ayudaría a Teherán a proyectar fuerza en nombre de Asad y a hostigar el Gobierno kurdo en Irak".

"Los otomanos creen que Irán está buscando un corredor por tierra a las costas mediterráneas de Siria y Líbano, y Mosul es la ruta más corta desde Irán. Por lo tanto, la quieren bloquear", prosigue Khalilzad.

Los fuertes lazos históricos y culturales entre Turquía y la población suní de Mosul son el tercer punto que determina la situación en la región. Así, los líderes árabes de Mosul califican los vínculos con Ankara como un "elemento crítico para el equilibrio ante la amenaza de las milicias chiíes e Irán".

En cuarto lugar, en la relación estratégica de Ankara y el Partido Democrático Kurdo se incluye la promesa a Erbil —la capital del Kurdistán iraquí— de defenderlo de las amenazas procedentes de Bagdad, según Khalilzad. Así, Turquía ha mantenido la presencia militar en la región kurda durante muchos años.

Por fin, Ankara quiere evitar que el PKK (Partido de Trabajadores del Kurdistán) expanda su presencia hacia el norte de Irak.

De esta manera, subraya el experto, "EEUU se ve atrapado en medio de esta compleja lucha". No obstante, dado el importante papel de Bagdad en el arreglo de la situación y el deseo de disminuir la dependencia de Abadi de Irán, Washington califica la postura de Ankara de "inútil" y sus posibles acciones de un "comodín".

Según indica Khalilzad, "en vez de elegir algún bando en el conflicto, Washington tiene que recurrir a la diplomacia para poder encontrar un arreglo que facilite las operaciones antiterroristas en Mosul y prevenir un posible enfrentamiento entre las fuerzas iraquíes y otomanas.

Además, el analista recuerda la reciente reunión de los funcionarios de seguridad nacional de Turquía e Irak, que acordaron que la base de Bashiqa se utilice por toda la coalición, incluidos los turcos.

"La presencia de las fuerzas otomanas en Bashiqa en el marco del despliegue de toda la coalición ayudaría a contener las tensiones y evitar un impacto negativo en la operación para liberar Mosul", concluye.