El periodista recuerda que en 1991 EEUU y el Reino Unido impusieron una zona de exclusión aérea sobre el norte de Irak con el pretexto de proteger a los kurdos. No obstante, en aquel momento ambos países ya estaban involucrados en la lucha contra el entonces presidente de Irak, Saddam Hussein.
Además, según añade, el presidente iraquí no quería otras confrontaciones con EEUU, por lo que "una zona de exclusión aérea en Irak no implicaba ningún riesgo para Washington y Londres" —"Saddam no resistió y ni siquiera derribó ni un solo avión"—.
Asimismo, profundiza el experto, los rusos muestran alta actividad en el aire y la imposición de una zona de exclusión aérea de manera unilateral —el Consejo de Seguridad de la ONU no la aprobaría bajo ninguna circunstancia— sería una declaración de guerra tanto a Rusia como al Gobierno de Asad.
A juicio de Steele, "no se trata de un choque accidental de aviones" debido a que los rusos no suspenderían los bombardeos, los cuales ayudan a Asad a realizar las ofensivas.
"En caso de confrontar a Rusia, el Occidente se arriesgaría a empezar una guerra incalculablemente grave", precisa.
Los yihadistas, por su parte, podrían beneficiarse de esta destrucción mutua de Occidente y Rusia en una verdadera guerra.
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"Pero al menos se orientan hacia la distensión del conflicto. E imponer una zona de exclusión aérea no solo implicaría una mayor catástrofe para la población de Alepo, sino también amenazaría con devorarnos a todos", concluye Steele.