"El problema fundamental en las relaciones entre Turquía y Egipto radica en que el régimen de (Recep Tayyip Erdogan) se empeña en respaldar a los Hermanos Musulmanes a pesar de que su modelo (del islam político) perdió toda credibilidad durante el gobierno de Mohamed Morsi", piensa Ezzat Saad, director ejecutivo del Consejo de Política Exterior de Egipto.
También Reda Ahmet Shehata, un veterano de la diplomacia egipcia, insiste en que Turquía respete la soberanía de Egipto y asuma que el derrocamiento del gobierno de los Hermanos Musulmanes y las elecciones celebradas posteriormente fueron una expresión de la voluntad popular.
"Las relaciones con Turquía son muy importantes pero deben construirse a base de respeto de la soberanía egipcia. Estamos en contra de imponer la opinión propia y en contra de un polo único en Oriente Próximo", subraya el diplomático.
El amotinamiento del pasado 15 de julio en Turquía dio origen a comentarios positivos en las redes sociales y la prensa de Egipto; y, una vez sofocado, incluso hubo voces a favor de conceder asilo al teólogo opositor turco Fethullah Gülen, a quien Ankara indica como orquestador de la fallida intentona golpista. A nivel oficial, sin embargo, El Cairo rehusó comentar el motín y la oleada de purgas que le siguió.