"A juzgar por la reacción de algunos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, la actuación de militares turcos sorprendió incluso a sus aliados más próximos aunque, por la tristemente célebre solidaridad de bloque, se abstuvieron de comentarios críticos hacia Ankara a raíz de sus acciones que violaron gravemente el derecho internacional", indicó.
A la vez confió en que la reunión del Consejo influya en Ankara e impida que acometa "nuevos pasos imprudentes y provocaciones".
Según el Gobierno de Irak, un batallón blindado del Ejército turco entró el pasado 4 de diciembre en la provincia iraquí de Nínive supuestamente para entrenar a los peshmerga, las milicias kurdas que combaten contra grupos terroristas.
El Ministerio de Exteriores iraquí y el de Defensa calificaron la presencia del contingente turco como "acto hostil".
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, aseguró entretanto que se trata de una rutinaria rotación de tropas y prometió que Turquía no enviaría más fuerzas hasta que se estabilice la situación diplomática.
Zajárova desmintió las denuncias de Turquía de que Rusia realiza supuestamente una limpieza étnica en Siria.
"Resulta extraño comentar estas declaraciones, porque son una muestra que el Gobierno de Turquía está totalmente desvinculado de la vida, de la realidad, de lo que efectivamente está pasando en la región", dijo.
Zajárova calificó estas declaraciones de "indignas e infundadas", añadiendo que "revelan la rabia impotente" de las autoridades turcas.
Las relaciones ruso-turcas atraviesan una crisis después de que un caza turco F-16 derribara en Siria un bombardero ruso Su-24, hecho que el presidente ruso, Vladímir Putin, calificó como una "puñalada por la espalda".
