Greste y sus compañeros egipcios Mohamed Fahmi y Baher Mohamed fueron condenados a 7 y 10 años de cárcel por presuntos vínculos con la Hermandad Musulmana y por "difundir noticias falsas" en su cobertura de las protestas de los islamistas tras el golpe de Estado militar que derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013.
Los tres periodistas y Al-Jazeera han negado reiteradamente estas acusaciones y califican el juicio de "farsa".
Greste pudo regresar a su casa, en Australia, gracias a una nueva ley egipcia que permite deportar a los extranjeros sometidos a juicio en Egipto. Fahmi es egipcio, pero tiene también nacionalidad canadiense y ha renunciado a su pasaporte egipcio para que lo puedan deportar a Canadá.
Este país anunció la semana pasada que la liberación de Fahmi era "inminente". Su familia esperaba que fuera liberado poco después de que deportaran a Greste, pero no ha sido así y califica el nuevo juicio la "peor pesadilla".
El que se encuentra en una situación más complicada es Mohamed, que solo tiene nacionalidad egipcia y podría estar más tiempo en la cárcel. Su esposa, Jihan Rashid, dijo que la familia está "pagando el precio de ser egipcia".
El arresto de los tres periodistas en diciembre de 2013 y su posterior calvario en la cárcel provocó una protesta mundial y una campaña internacional para pedir su liberación.
