El número estimado de comensales fue de unos 20, diez por la parte israelí y diez por la parte estadounidense. El menú consistió en café, fruta, productos de bollería y quesos.
El personal del Dan Caesarea Hotel, donde Netanyahu y sus huéspedes se alimentaron, indicó que el precio de un desayuno como el que tomaron durante un par de horas suele costar unos 150 shekels (38,6 dólares) por persona. El hotel señaló que el precio para 20 personas es de unos 3.000 shekels (773,5 dólares).
En el restaurante Lara de Jerusalén el importe de un desayuno es de 200 shekels (51,5 dólares) por persona por lo que para 20 costaría unos 4.000 shekels (1.031 dólares).
Este establecimiento pertenece a Lior Haftzadi, cuya empresa de catering, Safra, sirvió un desayuno a Netanyahu y Gates. Pero no costó 4,000 shekels sino 19,282 shekels (5.125 dólares).
Hace unos días, otro escándalo saltó a la prensa, esta vez vinculado a la esposa del primer ministro, Sara Netanyahu, pero también a él.
El exempleado de su hogar Meni Naftali denunció que Sara se quedaba gran parte del dinero que recuperaba al devolver a los supermercados botellas vacías compradas con el presupuesto estatal de la residencia del primer ministro.
Naftali también mencionó que en una ocasión le encargaron comprar carne por valor de 11.000 shekels (2.837 dólares) para la barbacoa del Día de la Independencia en casa del primer ministro.
Cuando los Netanyahu invitaban a ministros o a millonarios con sus esposas a cenar, el coste de la noche era menor: 7.000 shekels (1.800 dólares).
"Entiendo la política del primer ministro: "Sí, somos corruptos, pero está permitido en mi imperio, puedo hacer lo que quiera". Este es su nuevo argumento", dijo el exministro de Finanzas y líder del partido de centro Yesh Atid (Hay Futuro), Yair Lapid.
"Creo que hay una cultura de la corrupción que lo rodea (…) Pido al fiscal general que abra una investigación sobre esta corrupción porque no se tendría que permitir a nadie ser corrupto", añadió Lapid.
Fuentes policiales indicaron que esperan que el fiscal general del Estado, Yehuda Weinstein, les pida que investiguen la presunta mala gestión de los gastos de la residencia del primer ministro, después de haber recibido un informe del supervisor del estado, Joseph Shapira, en ese sentido.
