Las pruebas analizadas por HRW muestran a un policía uniformado aparentemente dirigiendo a un hombre enmascarado que dispara con una escopeta hacia un grupo de unas dos docenas de manifestantes pacíficos que la policía estaba dispersando desde la plaza de Talaat Harb.
Según un vídeo analizado minuciosamente por HRW, Shaima al-Sabbagh, de 32 años, cayó inmediatamente al suelo después de que se produjeran los disparos en la dirección donde se encontraba ella.
Al-Sabbagh murió más tarde por lesiones causadas por el impacto de perdigones en la espalda y el cuello, según las autoridades médicas.
El Fiscal General egipcio, Hisham Barakat, anunció una investigación sobre la muerte de Al-Sabbagh. "El fiscal general debe seguir adelante con su promesa de llevar a los responsables de la muerte de Al-Sabbagh a la justicia", indicó Sarah Leah Whitson, directora de Oriente Medio y el Norte de África de HRW.
"El mundo está observando para ver si este caso rompe el patrón de impunidad de los abusos contra los derechos humanos que ha empañado la justicia egipcia desde el levantamiento de 2011", añadió Whitson.
El fiscal general dijo que los investigadores revisarían todas las pruebas disponibles, incluyendo imágenes de cámaras de vigilancia y libros de registro oficiales que detallan las armas utilizadas por las fuerzas de seguridad, y que interrogarían a la policía que dispersó la protesta.
Barakat indicó luego que las "investigaciones preliminares" habían concluido que la policía solo había utilizado gas lacrimógeno y esto después de que los manifestantes respondieran a las órdenes de los agentes de irse y de que les arrojaran piedras y fuegos artificiales.
El 28 de enero de 2015, un funcionario del ministerio del Interior egipcio dijo a los medios de comunicación que el proyectil que mató a Al-Sabbagh no era del tipo de los que usan las fuerzas de seguridad e insinuó que los vídeos donde se muestra que la mujer fue tiroteada son falsos.
El 31 de enero, la oficina del Fiscal de Distrito de Qasr al-Nil, que está investigando el incidente, ordenó la detención del vicepresidente del Partido Alianza Popular Socialista –el de Al-Sabbagh–, Zohdi al-Shami, de 60 años, que estuvo en la protesta y fue a la Fiscalía para declarar.
Los fiscales lo interrogaron como sospechoso y luego lo arrestaron alegando que había llevado un arma a la protesta.
Los fiscales también han acusado a casi una docena de personas que participaron en la manifestación de violar la ley que prohíbe las reuniones no autorizadas.
Además, arrestaron a otros testigos que iban a declarar voluntariamente.
HRW entrevistó a cuatro testigos del tiroteo y analizó 18 fotografías y tres vídeos donde queda patente que las fuerzas de seguridad hicieron un uso excesivo de la fuerza contra una pequeña marcha pacífica, lanzaron gases lacrimógenos y dispararon perdigones contra los manifestantes sin previo aviso.
En uno de los vídeos se oyen claramente cuatro disparos. Tras los dos primeros, Al-Sabbagh aún está en pie, pero después de los otros dos cae al suelo.
"La afirmación de que estos manifestantes atacaron a la policía o que las imágenes de la muerte de Al-Sabbagh son falsas desafía todas las pruebas disponibles y huele a intento de encubrimiento", afirmó Whitson.
