La votación será un test para ver cual es la capacidad de liderazgo de Netanyahu en su partido, que encabeza la derecha israelí.
El primer ministro se enfrenta a un posible desafío de su ex número 2 en el Likud, el exministro del Interior Gideon Saar, que tiene tiempo hasta el domingo para decidir si se presenta a la competición por el liderazgo del partido.
Netanyahu también tendrá que hacer frente en los próximos meses a una fuerte lucha de la oposición laborista para arrebatarle el poder al Likud en las próximas elecciones generales.
Un sondeo de Midgam hecho público ayer por el Canal 10 israelí muestra que si la líder del partido de centro Hatnua (El Movimiento) y exministra de Justicia, Tzipi Livni, se une a los laboristas, ganarán 22 escaños en la Knesset y el Likud, 20, tanto si está liderado por Netanyahu como por Saar.
Livni se reunió ayer por separado con el líder laborista Isaac Herzog y el de la formación de centro Yesh Atid (Hay Futuro) y extitular de Finanzas, Yair Lapid. Livni también estudia la posibilidad de unirse también al exministro del Likud Moshe Kahlon.
Se espera que Livni anuncie la decisión sobre su futuro político a final de semana. De momento, lo que dejó claro es que su objetivo electoral es asegurarse de la derrota de Netanyahu.
En una reunión del Comité Central del Likud escasamente concurrida, ayer en el asentamiento de Ariel, en el territorio ocupado de Cisjordania, los activistas del partido casi lograron cancelar la votación secreta del miércoles para que se celebrara una votación abierta y a mano alzada ayer mismo.
Netanyahu no habló en la reunión, pero se espera que vote hoy. Los miembros del comité central del Likud pueden votar desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche en diez ciudades.