El 9 de noviembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, y el líder sirio, Bashar Asad, sostuvieron un encuentro virtual. Durante la conversación, Putin destacó que el foco del terrorismo internacional en el territorio de Siria está "prácticamente eliminado".
A su vez, el experto en politología Koshkin comenta que este logro ha sido posible en gran parte gracias a la participación de Rusia.
"En los días más difíciles para Siria, cuando las hostilidades ya estaban teniendo lugar en las afueras de Damasco, el presidente Bashar Asad se dirigió a la Federación de Rusia en busca de ayuda, y tal ayuda fue concedida", sostuvo el Jefe del Departamento de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Económica rusa Plejánov.
El experto destacó que el esfuerzo conjunto de las Fuerzas Armadas de Rusia y Siria logró enfrentar con éxito al "grupo terrorista más grande y mejor financiado del mundo" que es el Estado Islámico (prohibido en Rusia y otros países).
Advierte que aún queda mucho por hacer: la situación en la provincia de Idlib, donde todavía quedan terroristas, sigue siendo grave. Además, no son fáciles las relaciones entre Siria y otros países.
Sin embargo, está el ejemplo del llamado grupo de Astaná —Rusia, Turquía e Irán— que busca soluciones al conflicto sirio. El politólogo considera que este tipo de cooperación demostró la posibilidad de "estabilizar la situación en Medio Oriente y asegurar la preservación del estado para el país".
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a facciones armadas de la oposición y a grupos terroristas.
La solución de la crisis se busca en dos plataformas: la de Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, y la de Astaná, copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.