"La verdadera salida de la crisis del coronavirus es el desarrollo de las vacunas, es por ello por lo que este es un día muy importante", resaltó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, según comunicado de su oficina.
Segev Harel, de 26 años, recibió la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 en el Centro hospitalario Sheba en la ciudad del centro de Israel, Ramat Gan, mientras en el Hospital universitario Hadasa Ein Kerem de Jerusalén lo hacía el estudiante de doctorado Anar Ottolenghi, de 34 años.
La vacuna, llamada Brilife, acrónimo entre la palabra hebrea "briut", que significa "salud" y "life", vida en inglés, fue desarrollada por el laboratorio del Instituto de investigación biológica de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y los ministros de Defensa y Salud, Benny Gantz y Yuli Edelstein, respectivamente, visitaron al primer voluntario ingresado en Sheba.
Según el mandatario israelí, el país está trabajando con farmacéuticas de otros Estados para que, cuando el fármaco se apruebe para el uso general, se pueda importar internacionalmente.
"Lo que importa es que, de un modo u otro, tengamos suficientes vacunas para todos los ciudadanos israelíes y, después, con la ayuda de Dios, nos libraremos de la pandemia", dijo Netanyahu.
Sin embargo, el funcionario también advirtió que no va a haber una vacuna disponible a breve plazo, aunque aseguró que ya se podía ver "una luz al final del túnel".
Israel está produciendo una vacuna local, pero paralelamente está negociando con farmacéuticas extranjeras que avanzan en sus desarrollos con el mismo fin para recibir dosis en cuanto estén disponibles. Hay informes que indican que también ha estado en contacto con Rusia y China para usar sus vacunas si se demuestra su efectividad.
