Según el relator, el sistema alimentario libanés siempre ha sido frágil, ya que el 85% de sus alimentos es importado. Señaló que la situación empeoró tras la explosión en el puerto de Beirut, donde se almacenaba alrededor del 70% de las importaciones totales del país.
Además pidió al Programa Mundial de Alimentos, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola que ayuden a los ciudadanos del Líbano.
"La solución a largo plazo para el sistema alimentario del Líbano debe basarse en los derechos humanos", indicó.
Según el relator, se trata del aumento de la producción agrícola nacional de una manera que "mejore los derechos de los campesinos y trabajadores rurales, la conexión de los productores de alimentos locales con los mercados locales y regionales, aumentando la biodiversidad y satisfaciendo las necesidades culturales y nutricionales locales".
Fakhri instó también al Gobierno del país a "respetar, proteger y cumplir el derecho de las personas a la alimentación".
La desastrosa explosión en el puerto de Beirut sucedida el 4 de agosto costó la vida a más de 170 personas.
Según las autoridades libanesas, la explosión fue causada por 2.750 toneladas de nitrato de amonio confiscadas por los servicios de aduanas del país en 2014 y almacenadas en el puerto de Beirut.
Tras la explosión en Beirut estallaron protestas antigubernamentales y como resultado, el Gabinete del primer ministro, Hasán Diab, presentó la dimisión.