"Estamos tratando de leer las cajas negras aquí en Irán; de lo contrario, nuestras opciones son Ucrania y Francia, pero hasta el momento no se ha tomado la decisión de enviarlas a otro país", cita la agencia Irna a Hassan Rezaeifar, jefe del departamento de investigación del ente.
Previamente, el jefe del organismo iraní de aviación civil, Ali Abedzadeh, descartó la entrega de los registradores de vuelo a EEUU, a pesar de que el fabricante de la aeronave es la corporación estadounidense Boeing.
El 8 de enero, el Ejército iraní bombardeó con misiles dos bases usadas por militares estadounidenses en Irak, en represalia por la muerte del general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, asesinado varios días antes por Estados Unidos mediante un ataque de precisión en Bagdad.
Las víctimas del siniestro —167 pasajeros y nueve tripulantes— eran nacionales de Irán, Canadá, Ucrania, Suecia, Afganistán y el Reino Unido.
El 11 de enero, el Estado Mayor iraní admitió que el avión ucraniano fue derribado por un error humano, después de que un operador de la defensa aérea lo identificara como supuesto blanco enemigo que se había acercado demasiado a una importante instalación militar.