"No queremos que los estadounidenses controlen estos yacimientos", afirmó.
Respondiendo a la pregunta de si este tema se examina con EEUU, Ilham Ahmed respondió que "se trata solo de una discusión, sobre el terreno no está pasando nada".
Asimismo, Ahmed afirmó que los kurdos esperan que EEUU les ayude a integrarse en el sistema político de Siria, precisando que por ahora no hubo paso alguno por parte de Washington al respecto.
"Queremos sentarnos a la mesa [de negociaciones] Los puntos de vista del Ejército de Siria y las FDS coinciden, pero nunca lucharon juntos contra el Ejército turco", dijo Ahmed preguntada si las milicias kurdas tienen planes de unirse a los militares sirios.
Subrayó que las FDS están dispuestas a aunar esfuerzos "con [el presidente sirio, Bashar] Asad" a condición de que se lleve a cabo la reestructuración del Ejército sirio.
Si es posible acordar "cómo gestionamos nuestros territorios, entonces sí que estamos listos para unirnos al Ejército de Siria", explicó Ahmed, indicando que ese proceso no puede llevarse a cabo rápidamente y sin consultas preliminares con Damasco.
Además, la política aseguró que el Consejo Democrático Sirio (brazo político de las kurdo-árabes Fuerzas Democráticas Sirias, SDF) necesita fuentes de financiamiento para supervisar las cárceles donde se encuentran los terroristas extranjeros.
Ahmed subrayó al referirse a los 6.000 miembros de ISIS (autoproclamado Estado Islámico, grupo terrorista proscrito en Rusia) y unos 12.000 miembros de sus familias, que "ningún país se atreve a recibirlos de vuelta".
Agregó que a causa de la operación turca en Siria los presos fueron trasladados a otras cárceles, y unos 800 lograron escapar.
La mayoría de esos prófugos son de origen sirio, pero también hay extranjeros, entre ellas nueve mujeres francesas.
Turquía lanzó el 9 de octubre la operación Fuente de Paz en el noreste de Siria con el argumento de alejar a las milicias kurdas de su frontera y delimitar una "zona segura" para acoger a los miles de refugiados sirios que permanecen en su territorio.
El 22 de octubre los presidentes de Turquía y Rusia acordaron el despliegue de policías militares rusos y soldados sirios en el norte de Siria, pero fuera del área en la que operan las tropas turcas.
Además se estableció que las fuerzas de Rusia y Siria facilitarían el traslado de las facciones kurdas a una distancia de 30 kilómetros y que después comenzaría el patrullaje ruso-turco a diez kilómetros de la frontera tanto en dirección este como oeste del área de la operación militar turca, aunque excluyendo la ciudad de Qamishli.