"Más de 70.000 personas de las provincias de Hasaka y Al Raqa abandonaron sus hogares", dijo, y agregó que desde el inicio de la operación militar se registró un desplazamiento masivo de la población.
Agregó que el PMA sigue de cerca el desarrollo de la situación en el país árabe.
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (Acnudh) previamente advirtió que el número de refugiados puede crecer drásticamente a causa de la ofensiva turca.
"En el noreste de Siria viven cerca de 3 millones de personas; en las zonas bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias, que eventualmente pueden ser afectadas por la operación militar, viven cerca de 2,2 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria", dijo el portavoz de la OCHA, Jens Lerke.
Precisó que estas zonas incluyen a las ciudades de Qamishli y Hasaka con población de 450.000 personas que se encuentran bajo el control del Gobierno de Siria.
Según Lerke, los empleados de la ONU continuarán el trabajo en el norte de Siria, pero la operación militar de Turquía dificulta el suministro de la ayuda humanitaria a los necesitados, mientras que las autoridades locales introdujeron medidas adicionales de seguridad en los puntos de inspección.
La operación apunta contra las formaciones lideradas por los kurdos, entre ellas las Fuerzas Democráticas Sirias y las Unidades de Protección Popular que dominan el noreste sirio y a las que Ankara vincula con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, proscrito en Turquía por terrorista).
Según el último parte del Ministerio de Defensa turco, 342 "terroristas" fueron neutralizados desde que comenzó la operación.