"En Siria hay sistemas S-400 y aviones de EEUU han volado decenas de veces en esa región y nada, y también en Noruega [cerca de las fronteras de Rusia donde también se desplegaron S-400] vuelan aviones de EEUU y no pasa nada… No vemos ningún problema ni motivos de preocupación", dijo en una rueda de prensa.
"Pero nosotros no pensamos así y queremos que también hablen los especialistas y, además, hemos propuesto formar una comisión conjunta si las preocupaciones persisten, pero Estados Unidos no ha dado respuesta", relató.
Turquía declaró antes que no piensa retractarse del acuerdo de 2.500 millones de dólares, suscrito con Moscú en diciembre de 2017, y que el primer lote del S-400 debe llegar en julio.
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El Gobierno estadounidense amenazó a Ankara con imponerle sanciones por la compra de los S-400 y suspender la entrega de cazas F-35.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros el equipo ruso puede destruir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros.