"Muchos políticos de alto rango de Estados Unidos y Europa que en ese entonces se desgarraron la garganta en defensa de los sirios frente a ese presunto ataque químico del Gobierno y autorizaron el ataque con misiles y bombas aéreas contra Siria, ahora tratan de olvidar el tema para eludir su responsabilidad moral, política y penal", dijo el portavoz del departamento militar ruso, Ígor Konashénkov.
El 7 de abril la controvertida ONG Cascos Blancos y las facciones armadas que operan en Duma publicaron un vídeo de un presunto ataque químico.
Una semana después Estados Unidos, Francia y el Reino Unido utilizaron estas imágenes como pretexto para bombardear Siria.
El ataque del eje occidental se produjo el mismo día en el que los expertos de la OPAQ debían iniciar sus investigaciones sobre el terreno.
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La revelación de Dalati no hace más que confirmar el montaje que ya habían destapado en su tiempo algunos medios independientes, pero negado por la prensa occidental.
Pocos días después de los acontecimientos de Duma, Hasán Diab de 11 años, que apareció en los vídeos de los Cascos Blancos, y su padre Omar Diab contaron a Sputnik que los niños recibieron galletas por participar en la grabación.
Los habitantes de Duma entrevistados por Sputnik también desmintieron que se hubiera producido algún ataque químico.
Konshénkov advirtió que gracias a esas falsificaciones de los Cascos Blancos, la OPAQ recibió nuevas funciones que permiten a los países occidentales atacar a cualquier nación sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
El portavoz explicó que se refería a "la votación mediante manipulaciones, impulsada por Estados Unidos, Reino Unido y otros países occidentales y llevada a cabo en junio de 2018 para conceder a la OPAQ nuevas potestades".
El 28 de junio de 2018, con el apoyo solo de 82 de los 193 países miembros la OPAQ se aprobó otorgarle a la organización la función de determinar a los responsables de los ataques químicos, superponiéndose a las atribuciones de otros organismos internacionales.