"Nos sentimos alentados por las medidas que Turquía y Rusia parecen haber tomado para evitar una ofensiva militar por parte del régimen de Bashar Asad y sus aliados en Idlib y saludamos cualquier esfuerzo sincero para reducir la violencia en Siria", dijo a Sputnik un portavoz del Departamento de Estado.
Washington, según él, no ha estado implicado en las consultas entre Moscú y Ankara.
El portavoz advirtió que una ofensiva militar de Damasco y sus aliados en Idlib "sería una escalada imprudente y tendría serias consecuencias para Siria y la región".
El 17 de septiembre, los líderes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, acordaron establecer para el 15 de octubre una zona desmilitarizada en Idlib en la línea de contacto entre la oposición armada y las tropas sirias.
La zona desmilitarizada en Idlib será controlada por las fuerzas turcas y la policía militar rusa.
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Gracias a los acuerdos entre insurgentes y Damasco, se fueron trasladando a Idlib las facciones que se negaron a abandonar la lucha armada durante las operaciones antiterroristas de Alepo, Homs y Guta Oriental.
En 2017, Idlib pasó a integrar una zona de distensión patrocinada por Turquía.
Damasco declaró en julio pasado que se reserva el derecho de usar la fuerza militar para recuperar la provincia de Idlib si los rebeldes rechazan la reconciliación.