"El actual aumento en el número de compañías iraníes en Turquía no se explica tanto por las renovadas relaciones bilaterales de ambos países como por los intentos de sortear las sanciones y evitar el descalabro del mercado de Irán. Está claro que, debido a la poca seguridad de la que gozan las inversiones en Irán, muchas compañías están decidiendo invertir en Turquía", revela.
Sobre todo "después de un intento de golpe de Estado infructuoso y de crisis económicas y políticas". Asegura que el país ya recibe mucha inversión extranjera y que acoge a muchas multinacionales. También a empresas europeas y a estadounidenses, puntualiza, con oficinas en Estambul. Por eso Turquía tiene el nivel de seguridad económica y comercial para invertir que buscan los empresarios iraníes.
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El intercambio comercial entre Irán y Turquía alcanzó un volumen de 21.900 millones de dólares en 2012, si bien es cierto que a partir de entonces la cifra no hizo más que disminuir notablemente. El acuerdo nuclear de 2015 que llevó a que se levantasen las sanciones había devuelto la esperanza a quienes esperaban que las barreras comerciales se suavizasen.