Un completo sinsentido: ¿por qué son más que dudosas las nuevas acusaciones contra Siria?

Respecto a las últimas denuncias contra el Gobierno de Bashar Asad por el supuesto 'ataque químico' en la ciudad de Duma, uno debe considerar ciertos aspectos importantes antes de sacar conclusiones, advierte Stephen Gowans, analista y escritor canadiense.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ya ha designado al culpable del supuesto incidente con armas químicas, calificando de "animal" al líder sirio.

No obstante, los medios 'mainstream' occidentales señalan que los informes sobre el supuesto ataque "no están todavía verificados ni confirmados".

Incluso The Wall Street Journal, un periódico muy crítico con las autoridades sirias, sugiere que en caso de que el ataque químico sí haya tenido lugar, "no está claro quién lo hizo", señala Gowans en su página web personal.

"Los vídeos y fotos que integran 'el cuerpo de evidencias' han sido presentados por dos grupos interesados en la fabricación de pruebas de presuntas atrocidades para arrastrar a EEUU más profundamente en el conflicto sirio", escribe el autor.

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Gowans hace referencia a los controvertidos Cascos Blancos y a la Sociedad Médica Siria-Americana, dos ONG fundadas por los Gobiernos de los países occidentales que llaman abiertamente a un 'cambio de régimen' en Siria y tienen un historial en cooperar con los grupos radicales y nunca con las fuerzas gubernamentales.

Otro aspecto peculiar es la reciente declaración de Donald Trump sobre la eventual salida de EEUU en Siria. Tras el supuesto 'ataque químico', la retórica del mandatario estadounidense viró de nuevo hacia sugerir una intervención militar.

"La fabricación de la 'prueba de una atrocidad' presionaría a Trump a mantener la ocupación de Siria por un plazo indefinido y posiblemente llevará a una escalada militar", explica el autor, enumerando a quienes se beneficiarían de algo semejante: los opositores islamistas, sus ONG aliadas, como los Cascos Blancos, y también los 'halcones' en EEUU.

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Al mismo tiempo, un ataque químico no tiene sentido para el Ejército sirio, que está al borde de una victoria completa sobre los insurgentes en Guta Oriental. Para ello no ha usado nada más que las armas convencionales para imponerse sobre los radicales y la diplomacia para pactar su evacuación.

"¿Para qué querría Damasco anular todos sus éxitos al entregar a Washington un pretexto para una intervención militar, justamente después de que Trump declarara su intención de abandonar Siria?", pregunta Gowans.

Finalmente, pese a las incesantes acusaciones contra las autoridades sirias, "que casi han obtenido ya la calidad de 'verdades indiscutibles'", las pruebas sólidas de los ataques químicos supuestamente perpetrados por las fuerzas gubernamentales nunca han sido presentadas.

El cargo gubernamental más alto en reconocerlo ha sido el secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, quien lo admitió directamente en febrero pasado. Posteriormente, el Pentágono reiteró las declaraciones de su jefe.

Así que, "la total ausencia de pruebas, junto con un contexto político favorable para unas acusaciones falsas, sugieren que las últimas declaraciones sobre los ataques químicos en Siria son, como mínimo, dudosas", concluye Gowans.