Se trata de un plan de choque que Schultz, que fue contratado hace solo seis semanas, ha establecido para hacer frente a la crisis que atraviesa Teva por la constante caída de los precios de los medicamentos genéricos.
Las tres fábricas que se cerrarán se encuentran en Israel y el cierre representará el despido de unos 1.700 empleados.
El primer ministro Benjamín Netanyahu habló con el CEO de la compañía para pedirle que se haga un esfuerzo para evitar el mayor número de despidos posibles en la zona periférica de Israel, donde hay más desempleo.
Teva da trabajo a 57.000 empleados en todo el mundo, un 42% de los cuales trabajan en Europa, un 12% en Israel y un 18% en Estados Unidos.
El poderoso sindicato israelí, la Histadrut, ha convocado una huelga general de varias horas para el próximo domingo para protestar por el cierre de las fábricas por parte de una compañía que ha recibido cuantiosas ayudas del estado a lo largo de los años.