- Se acabó la farsa
La rotura del cerco de Deir Ezzor favoreció el inicio de la liberación de las regiones orientales del país árabe. Actualmente, el Ejército sirio está despejando de terroristas los territorios ubicados alrededor de la ciudad.
La operación sobre Deir Ezzor convenció a muchos actores internacionales de que el fin de la guerra se acerca no solo para los terroristas de Daesh —grupo yihadista proscrito en Rusia y otros países—, sino también para los enemigos de Asad.
De esta manera, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, calificó la liberación de Deir Ezzor como el "inicio del fin" de la guerra civil siria y exhortó a la oposición a aceptar la realidad.
"El mensaje para la oposición es muy claro: si esta ha planeado ganar la guerra, los hechos demuestran que su plan ha fracasado. Por eso ha llegado el momento de ganar la paz", destacó.
Según el diplomático, las fuerzas opositoras tienen que reconocer su derrota y empezar a negociar con Asad en Ginebra o en Astaná, sin poner sobre la mesa la demanda de que Asad debe abandonar el poder.
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- EEUU, fuera de juego
Gevorg Mirzayán opina que, dadas estas circunstancias, EEUU ya no puede sentarse a negociar con Moscú. En primer lugar, porque Trump no podrá hacerlo debido a la oposición del Congreso.
"En segundo lugar, las posiciones de EEUU en Siria son demasiado débiles como para ser escuchado. Es la razón por la que Washington quiere debilitar a Asad. Por ejemplo, puede impedirle recuperar el control sobre una parte de los yacimientos de Deir Ezzor, así como cortar el acceso de las vías que unen Siria con Irak", escribe el politólogo, que apunta a que Washington podría utilizar a los kurdos para ello.
Al mismo tiempo, el Ejército de Siria tiene solo dos opciones para impedir su avance: empezar a perseguirlos hasta la frontera iraquí o cruzar el río cortando las rutas hacia el sur del país árabe.
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"El mayor problema radica en el hecho de que las fuerzas kurdas no pueden resistir a Asad y a Moscú. Sí, son aliados de EEUU, sí, la embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, habla con contundencia de la necesidad de que Asad dimita, pero, ¿está Washington preparado para proteger a los kurdos?", se pregunta el autor del artículo.
- Putin cumple su palabra
Actualmente, la influencia de Rusia va en aumento. Según escribe el politólogo estadounidense Nikolas K. Gvosdev, "hoy en día Rusia está presente en toda la región de Oriente Medio".
El Kremlin, de forma indirecta, participa en la resolución de las discrepancias entre Arabia Saudí y Catar. Los emisarios de los Gobiernos de Libia viajan a Moscú para buscar apoyo y atraer inversiones rusas.
"Israel y Egipto tratan de establecer una línea de comunicación con el Kremlin y consideran a Putin como el líder más fiable. Recep Tayyip Erdogan tiene la misma opinión y está preparado para entablar con Moscú relaciones en distintas esferas", concluye Gvosdev.
Todos estos ejemplos confirman la idea de que Rusia está promoviendo en la región un nuevo modelo de convivencia: la coexistencia pacífica de distintas fuerzas, especialmente en Siria.