"Tras el comienzo de los enfrentamientos armados y la llegada de los terroristas a esta zona, cerramos la planta (…) Los islamistas la destruyeron e incendiaron muchos equipos", dijo a Sputnik el propietario del establecimiento Omar Aisueti.
La planta está situada en la zona industrial de Adra, en los suburbios de la capital siria.
Aisueti, médico de profesión, indicó que muchas fábricas reanudaron sus operaciones tras la puesta en marcha de las zonas de distensión y la entrada en vigor del alto el fuego en Guta Oriental, un proceso de la que Rusia es garante.
"Queremos paz y creemos en el futuro de Siria (…) Muchas plantas comenzaron a funcionar nuevamente y es hora de que la nuestra también empiece a producir", remarcó.
Aisueti espera el levantamiento de las sanciones a su país para empezar a exportar a otros países, incluida Rusia.
En Siria funcionan actualmente tres de las cuatro zonas de seguridad que Rusia, Turquía e Irán acordaron a principios de mayo para poner fin a los enfrentamientos entre las fuerzas de Damasco y las de la oposición.
La primera fue activada el pasado 9 de julio en las provincias de Al Quneitra, Suwaida y Deraa, en el suroeste del país, en virtud de un trato conseguido por EEUU, Rusia y Jordania.
A principios de agosto entró en vigor la tercera área, al norte de la ciudad de Homs.
La cuarta zona de distensión que debe establecerse en la provincia de Idlib aún está en proceso de coordinación.
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Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas, entre ellas Daesh o Estado Islámico y el Frente al Nusra (grupos prohibidos en Rusia y otros países).
Las hostilidades, según datos de la ONU, han dejado hasta la fecha unos 400.000 muertos.