Ari Harow, nacido en Los Ángeles, fue jefe de la oficina de Netanyahu entre 2008 y 2010, y jefe de personal del primer ministro entre 2014 y 2015.
Harow se comprometió este 4 de agosto a declarar lo que sabe a cambio de no entrar en prisión, y ser condenado solo a seis meses de trabajo comunitario y a una multa de menos de 200.000 euros.
La policía sospecha que Harow cometió delitos de soborno, fraude y lavado de dinero a favor de sus negocios mientras trabajaba para Netanyahu.
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Harow permanecerá las próximas semanas en dependencias policiales, y durante ese periodo será interrogado sobre los llamados Caso 1000 y Caso 2000. La reclusión de Harow se lleva a cabo para que no trasciendan sus declaraciones y sean publicadas por la prensa.
La oficina del primer ministro ha comunicado que ninguno de estos dos casos tendrá trascendencia puesto que Netanyahu en ningún momento ha violado la ley.
En un tercer caso, el llamado Caso 3000, cuya investigación también está bajo censura, la policía investiga la adquisición de tres submarinos alemanes con capacidad nuclear, aunque aparentemente en este caso no declarará Harow.
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Un tribunal de Rishon Lezion, en el centro de Israel, ha prohibido la publicación de la mayor parte de los datos relacionados con la investigación.
Según el diario Haaretz, la policía no habría firmado el acuerdo con Harow como testigo del Estado si no estuviera segura de que sus declaraciones van a significar el procesamiento de Netanyahu.
Por su parte, la ministra de Justicia, Ayelet Shaked, declaró esta semana que la ley israelí no contempla la dimisión del primer ministro si este es procesado.