"Congelamos los contactos con Israel, (…) la situación debe volver al estado de las cosas previo al 14 de julio", dijo el diplomático.
El embajador subrayó que la crisis que tiene lugar en Jerusalén es "una provocación de Israel", país que "infringe las normas internacionales".
"No hemos perdido la esperanza y seguimos haciendo esfuerzos para promover ese encuentro, pero, tal como fue declarado por Mahmud (Abás) con anterioridad, durante su encuentro en Sochi con (el presidente de Rusia) Vladímir Putin, si mañana se dan las condiciones para ese encuentro, lo realizaremos", precisó Nofal.
"No queremos una guerra, lo decimos con toda sinceridad, pero no se debe herir los sentimientos de los musulmanes", advirtió.
Para Nofal, existen problemas políticos que hay que resolver "hoy, mañana", pero si la situación desencadena una guerra religiosa, "eso sería sumamente peligroso".
Asimismo, Palestina está dispuesta a acudir a la ONU por la crisis en torno a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén si Israel no renuncia a sus acciones, según declaró el embajador.
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"Acudiremos a la ONU y otras organizaciones internacionales, si Israel no anula las medidas tomadas después del 14 de julio en torno a la Explanada de las Mezquitas", dijo Nofal.
"Los israelíes han renunciado un poco a sus exigencias, pero es una suspensión temporal y táctica y se mantiene la amenaza de ocupación de la mezquita", dijo el embajador.
Abdel Hafiz Nofal apuntó que la crisis de la mezquita de Al Aqsa en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén entraña la amenaza de una guerra religiosa.
"Lo más grave que puede ocurrir ahora es el desencadenamiento de una guerra religiosa, porque si esta guerra se desata, afectará toda la región, de Irak a Magreb", dijo Nofal en una rueda de prensa organizada por el grupo mediático Rossiya Segodnya.
El representante palestino indicó que "los líderes árabes entienden que esta amenaza existe" y "ninguno de ellos puede permitirse optar por un camino a esta guerra".
A juicio del diplomático, "de momento todos los ciudadanos de Jerusalén se pronuncian en contra de la política israelí".
La crisis en torno a la Explanada de las Mezquitas inició el 14 de julio, cuando un comando integrado por tres árabes israelíes mató a dos policías en la Puerta de los Leones de la ciudad vieja, a escasos metros de la Explanada.
Los atacantes fueron abatidos poco después por la policía israelí una vez habían entrado en la Explanada, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, un sitio sagrado para los musulmanes.
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En respuesta a esta agresión las autoridades israelíes cerraron la Explanada para 48 horas y el 16 de julio la policía colocó portales detectores de metales en sus accesos, una decisión que los palestinos interpretaron como un cambio unilateral en el statu quo del Santuario donde en la antigüedad estuvo el Templo judío.
Los palestinos ordenaron el cierre de todas las mezquitas de Jerusalén con la intención de que todos los musulmanes fueran a rezar a la Mezquita de Al Aqsa en protesta por el mantenimiento de los portales.
La policía prohibió el acceso a la ciudad vieja a todos los palestinos menores de 50 años.
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El pasado 21 de julio las disputas degeneraron en enfrentamientos violentos entre la policía y los palestinos en Jerusalén, que se saldaron con cuatro palestinos muertos y centenares de heridos.
El gobierno de Israel anunció el martes la decisión de retirar los detectores de metales en virtud de un acuerdo al que llegaron el primer ministro Netanyahu y el rey de Jordania, Abdalá II.
Sin embargo las autoridades israelíes decidieron mantener las cámaras de seguridad, por lo cual los musulmanes siguen negándose a volver a orar en el lugar.
