La tensión entre Turquía y Estados Unidos se agravó después de que el presidente norteamericano Donald Trump ordenara en mayo pasado armar a los kurdos sirios de la Unidades de Protección Popular (YPG) para luchar contra Daesh (grupo autodenominado Estado Islámico, prohibido en Rusia y otros países).
"En las operaciones contra los miembros de la PKK se decomisaron armas estadounidenses", señaló el Consejo de Seguridad turco.
Ankara considera a YPG como el brazo armado del Partido kurdo sirio de Unión Democrática (PYD), una organización vinculada al PKK.
La entidad considera que la redistribución de las armas estadounidenses entre el YPG y el PKK confirma los temores de Ankara de que estas estructuras terroristas están estrechamente vinculadas.
Turquía instó a Estados Unidos a renunciar a los dobles estándares en relación con los grupos terroristas para conseguir la paz y la estabilidad en la región.
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Según la prensa turca, unos 20.000 combatientes del Ejército Libre Sirio (ELS, apoyado por Ankara) se preparan para efectuar en la localidad fronteriza siria Afrin una operación contra las milicias del YPG.