Afirmó, además, que "las acusaciones en mi contra en relación con el golpe fallido son nada más que una difamación infundada y políticamente motivada" y acusó al Gobierno turco de llevar a cabo una "caza de brujas encaminada a a erradicar a toda persona que, en opinión las autoridades, no es lo suficiente leal al presidente Recep Tayyip Erdogan y su régimen".
"Reitero mi llamado a una investigación internacional independiente para establecer detalladamente qué ocurrió el 15 de julio y llevar ante la justicia a los golpistas", expresó Gülen al tiempo de comprometerse a "regresar a Turquía si la mencionada investigación me señala como el responsable por el intento de golpe".
Ankara acusó de haber inspirado la asonada a Gülen, autoexiliado desde 1999 en EEUU, e inició una campaña de purgas entre sus supuestos seguidores.
Decenas de miles de militares, policías, jueces, funcionarios y profesores fueron suspendidos, detenidos o están siendo investigados por presuntos vínculos con el movimiento gülenista Hizmet (Servicio) que las autoridades turcas llaman la "organización terrorista de Fethullah" (FETÖ).