Según el portal, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan busca desde hace tiempo aumentar las capacidades militares del país y planea que para 2023 el sector de la Defensa no dependa de terceros países. Ya hace años que Ankara estudia lanzarse a la construcción de portaviones.
A pesar de que el anuncio de Erdogan puede parecer demasiado osado, Turquía ya inició la construcción hace más de un año del buque Anadolu y planea finalizarla en 2021.
El Anadolu será un buque de asalto anfibio que hará las veces de portaviones, pues contará con una rampa de despegue y tendrá cabida para 10 cazabombarderos F-35B. El navío, que estará basado en el portaviones Juan Carlos I, tendrá también la opción de servir únicamente como portahelicópteros.
Más allá de Turquía
Los planes de Turquía y las declaraciones de Erdogan son la exposición de sus planes de proyectar su poder no solo en la región, se explica en el artículo.
#Turkey's new pooled amphibious/helicopter/aircraft carrier ship to be in service in pair until 2021. pic.twitter.com/QlXe7ruYu6
— Süleyman Gökçe (@_sgokce) 15 сентября 2014 г.
"Los soldados turcos están ahora mismo desplegados en Catar. Turquía ha construido una base en Somalia para entrenar al Ejército nacional del país en su lucha contra el grupo terrorista Al Shabab y tiene tropas desplegadas también en Irak y en Siria", recuerda el autor, Paul Iddon.
La conclusión a la que se llega es que el Ejército turco no se está conformando con proteger sus fronteras sino que se está moviendo más allá.
Lee más: Turquía comenzará próximamente la construcción de portaviones propio
Cada vez pueden ser más
El único país en la zona que goza entre su arsenal de un 'portaeronaves' es Egipto y no es de fabricación nacional. Francia le vendió dos portahelicópteros Mistral destinados a la Armada rusa tras la ruptura del contrato correspondiente en 2015, así que el país árabe, aunque sea el único con este tipo de navíos, tampoco los fabrica por sí mismo.
El artículo recuerda el caso de Irán. El país persa también está interesado desde 2016, cuando anunció también su intención de pasar a formar parte del pequeño grupo de países con esta clase de navíos.De hecho, sus intenciones datan de la segunda mitad del siglo XX y se asemejan mucho a las de la Turquía moderna: convertirse en el poder dominante del golfo Pérsico y en un rival naval de gran calibre en el océano Índico. Son, probablemente, unas de las razones de la decisión de Ankara.
"Desde que las arcas de Irán se llenasen a raíz de la crisis del petróleo de la década de los setenta, el Sah (como se suele llamar a su presidente) ha ido derrochando dinero en armamento militar con el objetivo de elevar el papel de Irán al de potencia regional y al de líder internacional", opina Iddon.
A pesar de que Turquía se muestra dispuesta a entrar en el mismo juego, su decisión, que conlleva un coste económico nada despreciable, no podría llegar en peor momento: la autoridad del presidente Erdogan sigue debilitada desde el golpe de Estado de 2016, a raíz del cual la política interior de Ankara se volvió más autoritaria, nota el autor.Hasta que las palabras de aquellos decididos a formar parte del club selecto de portaviones se dejen ver en las aguas de Oriente Próximo, las únicas potencias que paseen los suyos por ellas serán Estados Unidos, Francia y Rusia, mientras los portaviones chinos e indios todavía no navegan cerca de estas costas.
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