La directiva se aprobó en junio aunque solo ahora ha transcendido gracias a su publicación por el diario Haaretz.
Durante el pasado año la dirección de Población, Inmigración y Fronteras ha impedido la entrada en Israel de un pequeño grupo de ciudadanos extranjeros partidarios de la campaña BDS.
Las regulaciones indican que las personas dentro de esta categoría deben ser devueltas cuanto antes a su punto de partida, después de entregarles por escrito el motivo escueto de la expulsión, es decir sin darles explicaciones más detalladas.
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En un apartado de la directiva se dice que si el viajero tiene la intención de visitar los territorios palestinos ocupados, se transferirá el caso al ejército, que será quien decida al respecto.
Sin embargo, gran parte del incremento de las personas rechazadas es debido a la inmigración ilegal de tres países, Ucrania, Georgia y Egipto. Los individuos de estos tres países constituyen el 68 por ciento de los ciudadanos rechazados en las fronteras de Israel.