Inmediatamente después del atropellamiento, Al Qanbar fue abatido y muerto por los soldados y civiles que había en la zona, un barrio limítrofe entre los dos sectores de Jerusalén.
La demanda carece de precedentes en la historia del conflicto y abre la puerta a otras demandas similares, una posibilidad que se hará realidad pronto si se atiende a las declaraciones de políticos israelíes.
Los procesados en la primera demanda de este tipo son la viuda de Al Qanbar y sus cuatro hijos de entre 1 y 8 años de edad.
La fiscalía está pidiendo una indemnización de 2 millones de shekels, más de medio millón de euros, en compensación por cada soldado muerto.
La indemnización incluso considera el reembolso de los gastos derivados de las lápidas fúnebres de cada soldado.
Inmediatamente después del ataque, las autoridades israelíes sellaron la vivienda de Al Qanbar en el barrio de Yabal Muqabbar, en el sector ocupado de Jerusalén, e iniciaron gestiones para quitar la residencia a 12 de sus familiares a quienes decidieron expulsar de Jerusalén.
"De ahora en adelante, cualquiera que trame, planee o considere realizar un ataque terrorista sabrá que su familia pagará un alto precio por sus acciones", dijo Deri.
La demanda insiste en que la viuda de Al Qanbar y sus hijos deben reembolsar al Estado de Israel los costes derivados de los cuatro soldados muertos.
La defensa de la familia Al Qanbar corre a cargo del Centro Hamoked para la Defensa del Individuo, una asociación israelí de derechos humanos.
Según Dalia Kerstein, directora de la asociación, "la familia Al Qanbar está experimentando una campaña de venganza por el Estado después del ataque terrorista que llevó a cabo uno de sus familiares".
