"Esta tragedia demuestra que en los conflictos de este tipo, sobre todo cuando se trata del grupo Daesh, no hay instrumentos reales que puedan proteger el patrimonio de la humanidad", dijo.
El 20 de enero pasado se supo que los terroristas del grupo Daesh, o autodenominado Estado Islámico (proscrito en varios países, incluida Rusia), destruyeron parte del teatro romano y el famoso tetrápilo de la ciudad siria de Palmira.
Más tarde la directora general de la Unesco, Irina Bokova, condenó las acciones de los yihadistas, calificándolas de "nuevo crimen de guerra y una pérdida inmensa para el pueblo sirio y la humanidad".
A su vez, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, tachó lo ocurrido de barbarie.