Lo representa como un golpe al grupo terrorista Daesh —prohibido en Rusia y otros países—, pero el país soberano nunca ha invitado a los pilotos británicos a su territorio, escribe Alexandr Jrolenko, columnista de RIA Nóvosti.
Ningún tratado internacional regula ni justifica ataques aéreos sobre el territorio sirio por parte del Reino Unido. El propio Telegraph afirma: "Con la caída de Alepo, Occidente ha perdido el control sobre Oriente Próximo, y esta pérdida lo perseguirá durante décadas".
Probablemente, los planes del Reino Unido para Siria son poco más que una parte de la estrategia de 'contención de Rusia' en el amplio frente geopolítico. El ministro de Defensa del país, Michael Fallon, cree que Moscú está ejerciendo presión sobre Europa, Oriente Próximo y el Ártico. Por lo tanto, el Reino Unido se compromete a colocar cazas en Rumania, participar en la formación del batallón británico-franco-danés en Estonia y enviar un regimiento a Polonia.
En el verano de 2016, una comisión especial llegó a la conclusión de que la administración del Estado, encabezada por el primer ministro británico, Tony Blair, cometió un error al iniciar la invasión de Irak en 2003.
Más tarde, el primer ministro, David Cameron, autorizó a sus Fuerzas Aéreas a participar en los ataques de la coalición bajo mando estadounidense, a pesar de oponerse el Parlamento a la intervención. En 2015, el Parlamento británico sancionó la participación del Reino Unido en las operaciones militares en Siria.