La Dirección Nacional de Seguridad de Afganistán distribuye entre los líderes de grupos armados una parte de los fondos asignados para la lucha contra los miembros del movimiento radical Talibán.
Así, el jefe de uno de los grupos armados de la norteña provincia de Tahar, Perim Qul, utilizó una parte de los fondos para mantener una cárcel privada en la que recluía a habitantes locales exigiéndoles pagar un rescate.
En una entrevista, Qul reconoció que su enemigo principal no son los milicianos del Talibán, sino las autoridades locales.
La CIA y el Ejército de EEUU se abstuvieron de hacer comentarios al respecto.
El portavoz de la coalición internacional liderada por EEUU, Charles Cleveland, declaró que "ese no es el asunto que la coalición abordaría con el Gobierno de Afganistán".
"Es un país soberano que toma decisiones soberanas", dijo Cleveland.
La situación en Afganistán empeoró en los últimos meses debido a que el Talibán lleva a cabo ofensivas contra algunas grandes ciudades.
Al mismo tiempo Daesh (o Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países) incrementó su influencia en el país.