"La operación detuvo la desintegración del Estado sirio e interrumpió la cadena de revoluciones de colores en el Oriente Medio y África", dijo Shoigú en una reunión con altos cargos de Defensa.
La campaña militar, añadió, cumplió varios objetivos geopolíticos, entre ellos "asestó un golpe contundente a las organizaciones terroristas internacionales y frenó su expansión a otras regiones".
"Cortamos las fuentes de financiación de los grupos armados ilegales y su sistema logístico", indicó.
El 30 de septiembre de 2015 Moscú empezó sus bombardeos aéreos en Siria para detener el avance de los grupos terroristas que se expandían pese a los ataques de EEUU y su coalición.
En marzo pasado Rusia retiró del país árabe el grueso de sus fuerzas al dar por cumplida su misión.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y organizaciones terroristas, entre ellas Daesh (autodenominado Estado Islámico) y el Frente al Nusra (actualmente, Fatah al Sham), ambas proscritas en Rusia y otros países.
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Las hostilidades dejaron entre 300.000 y 400.000 muertos, según altos cargos de la ONU.