"Muchos de los que antes se oponían a Baaz (el partido gobernante en Siria), a este Gobierno y al sistema, ahora apoyan a las autoridades y no por que les gusta el Gobierno, sino porque quieren paz, están cansados y perdieron la esperanza", dijo Asad.
Según el mandatario sirio, un 70% de la población vive en las regiones que controlan las fuerzas gubernamentales.
El presidente sirio también exigió a EEUU, Arabia Saudí y otras naciones dejar de inmiscuirse en los asuntos internos de su país para poner fin al conflicto.
"Es irreal hablar de una solución política cuando la otra parte se encuentra controlada por EEUU, Arabia Saudí, Turquía, Gran Bretaña y Francia (…) La raíz del problema es que estos países interfieren en la situación", dijo Asad.
"Solo después de ello los sirios nos sentaremos a la mesa de negociaciones y hallaremos las vías para resolver la crisis", remarcó.
Asad apuntó que en este momento no puede mencionar ningún tema concreto que podría discutirse en las conversaciones ya que "nadie ha presentado propuestas".
Siria vive desde 2011 un conflicto en el que el Ejército gubernamental se enfrenta a facciones armadas de la oposición que Occidente denomina "moderada" y grupos terroristas, entre ellos Daesh (autodenominado Estado Islámico) y Frente al Nusra (actualmente, Fatah al Sham), ambos proscritos en Rusia y otros países.
A la vez, una investigación reciente del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias rusa, basada en los datos de la Oficina siria de Estadísticas, sitúa en 105.000 el total de los sirios muertos en el conflicto, entre ellos 45.000 militares y milicianos, 24.000 terroristas de nacionalidad siria y 36.000 civiles, la mayoría de los cuales murieron a manos de la oposición moderada y los yihadistas.