"Si se implican las milicias chiíes, también lo harán los kurdos y los turcos, a los que podría sumarse el PKK; la situación se complicaría en extremo entonces", dijo Babakr a RIA Novosti.
"Tienen derecho a combatir en la ciudad, pero no desempeñan un papel real ahora", dijo.
Turquía manifestó en reiteradas ocasiones su rechazo a la participación de las milicias chiíes en la operación de Mosul.
El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, dijo a principios de este mes que la implicación de los chiíes en la reconquista de una ciudad de población mayoritariamente suní amenaza con avivar las discordias interconfersionales y derivar en nuevos enfrentamientos.
De la misma manera, el Gobierno turco repudia la participación de las milicias kurdas PYD y YPG en la operación.
Lea más: ¿Por qué teme Turquía la liberación de Mosul?
Las Unidades kurdas de Protección Popular (YPG), el brazo armado del Partido kurdo sirio de Unión Democrática (PYD), son para Ankara una extensión del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), proscrito en Turquía como organización terrorista.
En la ofensiva participan, según los medios, unos 30.000 militares iraquíes y las milicias kurdas, los peshmerga, a los que apoya desde el aire una coalición de más de 60 países liderada por EEUU.
Se estima que en Mosul, capital de la provincia de Nínive, se encuentran ahora 1,5 millones de habitantes.