Antes, Alemania y otros países acusaron a Ankara de atacar la libertad de prensa.
"Algunos periodistas seguían a la organización de Gulen, destruyeron la vida de muchas personas y ahora apoyaron la intentona de golpe de Estado, si uno es parte de una organización terrorista, ¿qué tiene que ver con la libertad de prensa?" dijo en una entrevista al diario Bild.
El ministro señaló que muchos medios turcos "critican al Gobierno a diario y son libres en sus publicaciones".
Cavusoglu también enfatizó que la manera de cubrir la intentona que utilizan todos los medios alemanes "no puede ser una coincidencia" y lo calificó de una "desinformación del pueblo alemán".
Las autoridades turcas iniciaron una amplia campaña de purgas a raíz de la intentona golpista de la noche del 15 de julio que se saldó con 238 muertos, sin contar a los amotinados, y unos 2.200 heridos.
El domingo fueron arrestados otros 43 periodistas, la mayoría, empleados de la cadena TRT, en el marco de la investigación del caso.
Unas 16.000 personas permanecían bajo arresto en Turquía el 9 de agosto, según el ministro de Justicia, Bekir Bozdag. Unos 6.000 detenidos más estaban siendo procesados y casi 7.700, puestos en libertad, se encuentran bajo control judicial mientras dura la investigación.
Decenas de miles de jueces, policías, militares, otros cargos públicos y profesores fueron suspendidos en Turquía, que declaró el estado de excepción por tres meses, a raíz de la asonada.
El Gobierno turco culpa de la intentona a los partidarios del teólogo musulmán Fethullah Gulen cuya extradición exige a EEUU. El propio Gulen, residente en Pensilvania, refuta las acusaciones y propone formar una comisión internacional para investigar los hechos relacionados con el intento de golpe de Estado.