"Hay una nueva Turquía después del 15 de julio", dijo Kilicdaroglu, citado por el diario Sabah, al intervenir en un mitin por la democracia que, según la prensa turca, reunió a más de tres millones de personas en el centro de Estambul.
Kilicdaroglu insistió en que todas las acciones emprendidas después del golpe busquen el estado de derecho y la justicia.
"Debemos impedir que la política entre en mezquitas, palacios de justicia o cuarteles", subrayó.
El CHP, junto con otros tres partidos parlamentarios, condenó el golpe en términos enérgicos.
A raíz de la asonada, las autoridades turcas iniciaron purgas masivas en las que detuvieron a unas 26.000 personas. Más de 13.400 permanecían bajo custodia el 3 de agosto. Decenas de miles de jueces, policías, militares, otros cargos públicos y profesores fueron suspendidos en Turquía que declaró por tres meses el estado de excepción.
El Gobierno turco imputa la intentona golpista a los partidarios del teólogo opositor Fethullah Gulen cuya extradición exige a EEUU. El propio Gulen, exiliado en Pensilvania, refuta las acusaciones, condenó la asonada y dijo que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, la aprovecha para dar un golpe blando contra la Constitución.