Israel desplegará al Ejército en las ciudades y cerrará barrios de Jerusalén este

El Gobierno de Israel adoptó hoy de madrugada, tras una reunión maratoniana, diversas medidas con las que considera que contribuirá a aplacar la ola de violencia desatada en Israel y Palestina, que desde el 1 de octubre ha causado 37 muertos, 30 palestinos y 7 israelíes. Más de 1.400 palestinos y medio centenar de israelíes han resultado heridos.

Según anunció en un comunicado la Oficina del Primer Ministro (OPM), la policía israelí está ahora autorizada “a imponer un cierre sobre centros de fricción e incitamiento en Jerusalén o a rodearlos, de acuerdo con las consideraciones respecto a la seguridad”.

Las casas de los que cometan ataques —donde viven sus familias- se demolerán y en su lugar no se podrá reconstruir nada. Se confiscarán las propiedades del atacante y se revocará su derecho de residencia permanente en Jerusalén, cuya parte este, la palestina, está ocupada por Israel.

Los palestinos de Jerusalén no tienen nacionalidad israelí —excepto algunos que la solicitaron voluntariamente- sino tarjeta de residencia. Habitualmente pierden de forma ilegal su derecho a residencia si están fuera del país más de tres años.

El comunicado no especifica qué se hará en caso de que el atacante sea un palestino de Israel o sea israelí judío. En las dos últimas semanas ha habido dos apuñalamientos por parte de judíos a palestinos y a otro judío al que el agresor confundió con un árabe.

El Gobierno decidió también que el Ejército refuerce a la policía en las ciudades y las principales vías de comunicación y se empleará a 300 guardias de seguridad para asegurar los transportes públicos en Jerusalén, lo que costará 80 millones de shekels (unos 18 millones de euros).

Según medios de comunicación israelíes, cerca del 80% de los que han cometido ataques desde el 1 de octubre son palestinos de Jerusalén este.