Los dos reporteros agredidos, el cámara italiano Andrea Bernardi, y el fotógrafo palestino Abás Momani, llegaron hoy a la localidad de Beit Furik, próxima a la ciudad de Nablus, para cubrir una manifestación, después del funeral de un joven palestino que murió tras estar una semana herido en el hospital por disparos de las fuerzas israelíes.
“Cuando llevaban allí menos de un minuto, un soldado se ha acercado directamente a Andrea y le ha dicho 'basta de grabar' y 'fuera de mi país', luego le ha cogido la cámara y la ha destruido”, ha explicado a Sputnik Nóvosti Thomas Coex, jefe de fotografía de AFP para Israel y los Territorios Palestinos.
“Andrea y Abás han tenido la sensación de que la situación era muy grave y descontrolada y han preferido irse, pero los soldados han vuelto hacia ellos y han cogido y destruido una de las cámaras de fotos”, ha relatado Coex.
La segunda cámara del fotógrafo ha sido confiscada posteriormente, pero no destrozada y los reportaros no saben qué ha sido de ella. Cuando Bernardi ha intentado recuperar lo que quedaba de su cámara de vídeo, los soldados han regresado. Uno le ha apuntado con su fusil en la cara, lo ha tirado al suelo y le ha golpeado.
Los periodistas “no han hecho nada, no representaban ningún peligro para los soldados”, ha asegurado Coex. La veracidad de su relato se puede comprobar en el vídeo, que muestra como la agresión de los militares ha sido totalmente gratuita.
“Si un periodista hace algo no permitido o incorrecto, lo tienen que arrestar, a ellos no los han detenido. Los dos están muy afectados, en estado de shock y Andrea ha tenido que ir al hospital a causa del dolor que tenía en el pecho y en la cara por los golpes que le han dado”, ha subrayado Coex.
AFP ha presentado una denuncia al portavoz del Ejército israelí, Peter Lerner, y tiene intención de llevar el caso a la justicia. Además de las agresiones físicas, el material destruido o confiscado les ha supuesto una pérdida de unos 20.000 euros.
El Ejército israelí ha indicado que ha abierto una investigación y que los primeros indicios apuntan a que los soldados violaron las normas del Ejército respecto a la autorización del trabajo de los periodistas sobre el terreno.
Momani y Bernardi habían pasado el control militar sin problemas antes de llegar al lugar de la protesta. Iban equipados con chalecos que los identificaban como prensa y llevaban sus credenciales.
Este es uno de los incidentes más graves de agresión de las fuerzas israelíes a reporteros que se ha producido en los últimos años.
