Por ejemplo, 47 de ellos fueron condenados a la pena capital por delitos de contrabando o tráfico de drogas y sin que mediara ningún otro tipo de violencia.
"Las autoridades saudíes han llevado a cabo una campaña de muerte durante este año en la que han ejecutado en seis meses más que durante todo el año anterior", según Sarah Leah Whitson, directora para Oriente Medio y el Norte de África de Human Rights Watch (HRW).
Para Leah Whitson, "es suficientemente malo que Arabia Saudí ejecute a tanta gente, pero ejecutar a personas convictas en delitos de droga no violentos muestra lo excesivo de estas ejecuciones".
De las 100 personas ejecutadas, 57 eran ciudadanos saudíes mientras que el resto eran de otras nacionalidades, principalmente paquistaníes que en su mayor parte fueron condenados por tráfico de estupefacientes.
De acuerdo con HRW, en los procesos contra los acusados, el sistema de justicia criminal de Arabia Saudí ha violado normas ampliamente aceptadas por la comunidad internacional, complicando la defensa de los acusados.
Las autoridades no siempre informaron a los sospechosos de qué cargos pesaban contra ellos ni les permitieron acceder a las pruebas, ni siquiera después de que comenzaran las sesiones del juicio.
Las autoridades saudíes tampoco permitieron que los abogados asistieran a los sospechosos durante los interrogatorios, y a menudo les negaron la posibilidad de presentar pruebas a favor de su defendido.
En 2013 la Asamblea General de la ONU pidió a todos los países del mundo donde se aplica la pena de muerte que establecieran una moratoria y que redujeran los delitos por los que se aplica, pensando en una eventual abolición de la pena capital.
La ONU además ha señalado que la pena de muerte solo debería aplicarse en casos de asesinato intencionado, aunque insiste en que debe tenderse a su abolición, puesto que a menudo detrás de ella existe arbitrariedad.
Arabia Saudí tiene uno de los índices más altos de ejecuciones en todo el mundo y en Oriente Medio solamente está por detrás de Irán.
Según la Agencia de Prensa Saudí (SPA), del centenar de reos ejecutados en 2015, solo 14 fueron hallados culpables de "hadd", es decir de delitos para los que la charia (ley islámica) prescribe este castigo específico.
Otros 30 reos fueron sentenciados bajo el concepto "qisas", que contempla la ley del talión, ojo por ojo y diente por diente, para los asesinos.
De los 56 reos restantes, 47 fueron hallados culpables de contrabando o tráfico de drogas.