Según comunicó el portavoz del Departamento de Estado a la cadena ABC News, los oficiales norteamericanos "continúan siguiendo de cerca el desarrollo de los acontecimientos en Yemen" y ajustarán las medidas de seguridad de la Embajada a la situación sobre el terreno. Se añade que actualmente la Embajada estadounidense en Yemen funciona con normalidad, no obstante de que su "personal fue reducido y se reforzó la seguridad". "Nos sentimos profundamente preocupados por los recientes sucesos en Yemen, incluido el ataque al palacio presidencial y exhortamos al inmediato cese de hostilidades", dijo el portavoz.
Este martes los milicianos del movimiento chíi Ansar Alá se apoderaron del palacio presidencial en Saná. Los enfrentamientos entre los milicianos y el servicio de seguridad del presidente del país se saldaron con la muerte de nueve personas y otras 60 resultaron heridas.
El movimiento de los hutíes, o Ansar Alá (Seguidores de Dios), surgió a principios de los 1990 y en la década siguiente se levantó en armas en varias ocasiones reclamando del Gobierno mayor autonomía y privilegios para su provincia natal, Saada, en el noroeste del país. En 2011 participaron junto con otras fuerzas en la rebelión contra el presidente Alí Abdalá Saleh. En agosto de 2014 los hutíes consiguieron tomar la capital del país, Saná, tras varias semanas de protestas antigubernamentales que exigían restablecer los precios subvencionados del combustible. En septiembre lograron varios acuerdos con las autoridades para poner fin al conflicto, pero no respetaron la exigencia de retirar a los milicianos desde las ciudades yemeníes.
Los hutíes controlan actualmente amplias zonas de Yemen y reclaman una mayor participación en el Gobierno, así como un pacto contra la corrupción.